Clima y medio ambiente

Grupos Emaús afectados duramente por el calentamiento global

Grupos Emaús afectados duramente por el calentamiento global

El primer semestre de 2023 no es una excepción a la tendencia observada desde hace varios años de intensificación y multiplicación de los fenómenos climáticos extremos. Varios grupos Emaús ya han sufrido las consecuencias: sequía y escasez de agua en todo el mundo, el fenómeno de “El Niño” que ha causado daños importantes en Perú, temperaturas anormalmente altas con consecuencias directas sobre la producción agrícola en numerosos países, etc.

Más información sobre el impacto del cambio climático en la población y en los grupos Emaús de dos países:

Los países más afectados por el calentamiento global suelen ser los que menos contribuyen a él y los que menos recursos tienen para hacerle frente. Casi todos ellos, además, están crónicamente endeudados, lo que limita las políticas de adaptación al cambio climático y el margen de maniobra para combatir sus causas. Alrededor de cuarenta jefes de Estado y representantes del sector privado se reunieron en París los días 22 y 23 de junio para debatir sobre la manera de hacer frente a estos desequilibrios en una Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Mundial.

Emaús Internacional considera que los dirigentes tenían los medios para ser mucho más ambiciosos a la hora de conciliar los imperativos ecológicos y sociales del mundo. Su dependencia de las instituciones financieras y de la lógica del mercado ha obstaculizado en gran medida su voluntad política.

Sin embargo, los países más ricos tienen una responsabilidad histórica en el desencadenamiento y la propagación de la crisis climática, ya que son responsables de la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero. Si la huella de carbono de los países emergentes lleva varios años disparándose, es en gran medida como resultado del consumo excesivo y del modelo económico de los países más ricos. Por ello, los países del Sur reclaman legítimamente un mecanismo de compensación financiera de lo que consideran la «deuda ecológica» de los países del Norte.

A primera vista, las respuestas que se dieron en la cumbre no son satisfactorias: las soluciones propuestas siguen limitándose a soluciones de mercado, pero no cuestionan en absoluto el sistema de endeudamiento que rige las relaciones Norte-Sur. Existen cláusulas para aliviar la carga de la deuda de los países más afectados, como la que permite aligerar los reembolsos en caso de catástrofe natural, pero la gran mayoría de las medidas previstas implican el recurso a préstamos, aumentando así la carga de la deuda de los países del Sur. En cuanto a los nuevos impuestos mencionados (como el impuesto sobre las transacciones financieras), cabe esperar que su anuncio vaya seguido de efectos. Pero tenemos dudas al respecto, sobre todo cuando vemos que los 100.000 millones de dólares anuales prometidos desde la COP15 de Copenhague en 2009 han sido finalmente recaudados por primera vez este año.

En realidad, estas falsas soluciones hacen que los países del Sur sigan dependiendo del Norte, pero también que sigan estando en un sistema basado en la producción y centrado en los combustibles fósiles. Sin embargo, necesitamos un verdadero cambio de paradigma si queremos alcanzar los objetivos del acuerdo de París y garantizar un planeta habitable para las generaciones futuras.

Ya en 1994, el Abbé Pierre hablaba del medio ambiente y de los retos que debía afrontar la humanidad para garantizar un mundo habitable y sostenible: «considero que esta nueva atención al medio ambiente es un acontecimiento capital en la historia de la humanidad. De ahora en adelante miraremos con otros ojos la actividad humana. Hasta ahora se explotaba la tierra como el que aprieta una esponja, sin límite alguno y con una obsesión: actuar más rápido que el vecino para terminar ganando el juego de la competencia. ¡Qué desastre! Conscientes del daño causado a lo que hoy llamamos medio ambiente, conscientes de que estamos cortando la rama en la que estamos sentados, tenemos que encontrar soluciones y ponerlas en práctica sin tardanza.”

En su compromiso contra la globalización, pedía que los más ricos tomaran conciencia de que, en lugar de ignorar los estragos del mundo o enriquecerse, debían dedicar sus energías materiales y morales a la solidaridad y la ayuda a los más pobres, que están viendo cómo se explotan sus recursos y se destruye su medioambiente. Defendía el equilibrio de los intercambios comerciales para transformar la balanza monetaria y el reparto de los recursos, y como tal militaba por la abolición de la deuda externa de los países que entonces llamaba «Tercer Mundo».

Fotografía©NPS Climate Change Response