Libertad de circulación

La Tierra compartida: Emaús Internacional reafirma su lucha por la libertad de circulación y de residencia

La Tierra compartida: Emaús Internacional reafirma su lucha por la libertad de circulación y de residencia

El Movimiento Emaús se construyó hace 75 años, al mismo tiempo que la Declaración universal de los derechos Humanos, con una conciencia universal, expresada por su fundador. La acogida incondicional y la solidaridad entre el norte y el sur, consideradas como antídotos contra la pobreza y la injusticia, fueron los pilares de esta construcción. Con este propósito, los grupos Emaús abren sus puertas a todas las personas de cualquier origen, historia o color de piel.

La pertenencia a una misma humanidad debe primar sobre el hecho de haber nacido en un territorio u otro, y debe dar acceso incondicional al derecho fundamental de poder salir del propio país y elegir libremente dónde vivir. Para apoyar este razonamiento, el Movimiento Emaús, presente actualmente en 43 países, defiende la libre circulación de las personas, establecido por el artículo 13 de la Declaración universal de los derechos Humanos. No sólo lucha por la aplicación concreta de este derecho, sino también por la posibilidad de transitar y residir de manera digna en un país distinto del propio.

La migración está en el origen de nuestra humanidad y siempre ha sido sinónimo de intercambios y de compartir, dos elementos necesarios para la evolución de los individuos y de las sociedades. Pero frente a la evidencia de la movilidad, ha habido un rechazo obstinado a admitir que la migración es un fenómeno natural. Ir, volver y afincarse en otro lugar son utopías prohibidas para toda una parte de la población mundial. Sin embargo, estas restricciones a la migración representan un cambio bastante reciente en la historia de la humanidad. La obsesión por la seguridad trae consigo el cierre de fronteras y la construcción de una identidad nacional basada en la exclusión y el rechazo del otro. Estas son actualmente las dos formas principales que tienen los países más ricos de abordar el fenómeno migratorio, a pesar de que dichos países son los primeros responsables de las convulsiones económicas, geopolíticas y ecológicas existentes y de las que están por llegar. El concepto de fronteras y la categorización de los flujos migratorios se verán cada vez más desbordados por las distintas crisis que vivimos y que no harán sino intensificarse. Urge, pues, imaginar y hacer posible otra forma de gobernanza mundial de las migraciones que incluya a las personas a las que concierne.

Mientras se violen los derechos humanos, mientras se construyan muros, mientras se precarice y vulnere deliberadamente a las personas, los grupos Emaús denunciarán y actuarán. Se movilizarán desde el ámbito local hasta el internacional por la libertad de circulación y residencia, por el fin de los acuerdos mortíferos y el chantaje económico destinados a impedir la movilidad, por la posibilidad de asentarse en otro lugar y vivir allí de manera digna, y contra cualquier intento de introducir leyes o políticas que no respeten los convenios internacionales, generen discriminación y creen exclusión.