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Las orígenes de Emaús (1975)

Con su discurso pronunciado en Emaús Laterina, Italia, el 26 de octubre de 1975, el Abbé Pierre nos recuerda la importancia de las comunidades en los cimientos de Emaús: la riqueza que aporta la diversidad de los compañeros y sus opiniones, el alcance político que pueden tener las comunidades para cuestiones como el acceso a la vivienda y la importancia de preservar su equilibrio permaneciendo atentos. Atentos a no pretender perfeccionar la vida en comunidad y las formas de trabajo, para que los menos hábiles y los menos estables sigan teniendo su lugar. Atentos a no querer transformar las comunidades en empresas y a que el trabajo se adapte a las personas y no al revés.

 

Discurso del Abbé Pierre en Emaús Laterina (Italia), el 26 de octubre de 1975

"Estas comunidades representan el fundamento de todas las acciones de Emaús. Alrededor también hay amigos, todos los jóvenes que acuden a los campamentos son amigos de Emaús, igual que las numerosas personas de la ciudad que conocen la comunidad. Desde hace 26 años cuando empezó todo esto, podríamos haber hecho un catálogo con numerosas personas que se encuentran en situaciones muy diversas, que tienen opiniones muy diversas y cuyo estilo de vida ha cambiado significativamente porque han descubierto la realidad de las comunidades, que les ha dado que pensar. En Francia, donde ahora hay 51 comunidades y casi 1500 compañeros completamente libres de marcharse cuando quieran y de volver si queda sitio, ha habido varias veces verdaderas consecuencias políticas gracias a la acción de las comunidades, en lo relativo a la vivienda, a los problemas de las personas con discapacidad, al problema del voluntariado en la ayuda a los países en vías de desarrollo; pero también en otros países de América Latina o en Ruanda vemos que las comunidades suscitan cuestionamientos con su mera existencia. Los grupos de amigos a veces asumen la responsabilidad de administrar creaciones realizadas con el beneficio del trabajo de la comunidad. Cuando una comunidad pone su beneficio al servicio de una acción, intenta siempre hacer una donación bastante importante, una gran cantidad de dinero para evitar distribuir simplemente pequeños regalos a gente pobre y para permitir iniciar una acción importante, pero no hay que dar nunca lo suficiente para finalizar la acción. Siempre se lo digo a los amigos: os damos un regalo envenenado. Porque os damos demasiado para hacer pequeñas cosas, pero no lo suficiente para acabar. Vais a tener que encontrar los medios para acabar. Os habremos obligado a ver el problema y después tendréis que encontrar con las autoridades locales, el parlamento y todos los organismos, lo necesario para finalizar. En eso reside una de las formas de provocación.

Y para acabar, antes de dar paso a sus preguntas: Existen dos peligros en Emaús: uno es querer perfeccionar la forma de vida de las comunidades, el método de trabajo; perfeccionarlo por encima de cierto nivel, contraer compromisos para realizaciones técnicamente más importantes que el trabajo ordinario de trapero. Vemos a menudo comunidades en el mundo que intentan impulsar a la comunidad a hacer técnicamente más que el trabajo de trapería. No conozco ningún ejemplo que haya acabado bien. ¿Y por qué acaba mal? Porque para poder realizar ese trabajo superior, poco a poco, nos vemos obligados a excluir a las personas menos hábiles, menos fuertes, menos estables. Incluso hay ejemplos donde, debido a ese compromiso de realizar un trabajo, nos vemos obligados a contratar a trabajadores corrientes y acabamos convirtiéndonos en una empresa como otra cualquiera. No vale la pena. No es que esté mal, está bien, pero no es nuestra misión. Nuestra misión es mantener la puerta abierta hasta el límite de la enfermedad mental que nos impida hacerlo, pero dejar la puerta abierta a todos aquellos que son infelices en la sociedad, material o moralmente, para que puedan venir temporalmente o para toda la vida. Muchas veces les digo a los nuevos responsables y a los amigos: «Cuidado, tienes que pensártelo cuando vienes a una comunidad: si estabas acostumbrado a una empresa normal, tendrás que tomar tu cabeza y ponerla al revés. Porque si trabajas en una empresa como Fiat o cualquier otra, ¿qué es lo que ocurre? Pues que vas a decir que quieres producir tal cosa, y para producir tal cosa necesitas tal categoría de personas. Tienes que publicar anuncios, contratar… y si la persona está bien, todo bien, pero si no está muy bien, a la calle… Cuando llegas a Emaús ocurre justamente lo contrario. Abres una puerta, miras a quien llega y dices: ¿Qué vamos a poder hacer juntos con este, aquel, en el estado en el que llega? Es el trabajo el que se adapta constantemente a quienes llegan. Es justamente lo contrario de una empresa y eso hay que comprenderlo claramente. De lo contrario… Por ejemplo, hay responsables que a veces dicen: Padre, es genial, en mi comunidad ya no hay hombres borrachos. Yo les digo que no es seguro que sea genial, porque ¿acaso es porque has curado a todos los alcohólicos que han llegado? ¿o porque has cerrado la puerta a todos los alcohólicos que querían venir? Ese es el problema. Y, a veces, decir que mi comunidad es mejor que las demás, hace que no sea la mejor."

Descubra el audio completo del discurso (en francés con interpretación en italiano): 

Las orígenes de Emaús (1975)